Hoy en día estamos bombardeadas de vitrinas digitales, es decir abrimos las redes y nos dejamos impresionar tan fácil por cosas que creemos dan status social, felicidad y una mejor vida. Psicológicamente, empezamos a compararnos con los demás y, como no queremos vernos menos que los demás, pues copiamos su estilo de vida, pero…, ¿A qué precio? De seguir así no es sostenible ni real con tu economía a tal grado que vivas estresada pagando deuda tras deuda de caprichos momentáneos y luego te sientas mal porque ahora no tienes ni para pagar tus cosas básicas. Como dirían por ahí, gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos para impresionar a gente que no le importamos.
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