Muchas hemos aprendido que, si algo no es perfecto, entonces no es valioso o no vale la pena. Algunas hemos sacrificado muchas horas tratando de alcanzar la perfección en algún área de nuestra vida, tratando se ser la profesional perfecta, la atleta perfecta, la mamá perfecta, la estudiante perfecta, la amante perfecta, la mujer perfecta con el cuerpo perfecto y el corazón perfecto, etc.
¡Ya basta! Perseguir lo perfecto te puede llevar a perder oportunidades valiosas para progresar. También te puede producir ansiedad, depresión y hacerte sentir inadecuada.
Piénsalo, ¿cuántas veces te has menospreciado a ti misma por no alcanzar dicha perfección? ¿Cuantas ideas maravillosas has desechado solo porque sentiste que no estabas lista o porque el momento no era "perfecto"? ¿Cuántos cambios positivos no has hecho, por exigirte demasiado o porque al fallar la primera vez te desanimaste?
No hay idea perfecta, ni momento perfecto, ni gente perfecta. La belleza también existe en lo imperfecto. El progreso está en comenzar algo y terminarlo así no sea perfecto, después con el tiempo, puedes mejorarlo todo poco a poco.
¡Para vivir plenamente debes recordar la importancia de explorar, sonreír, jugar, compartir, adaptarte, apreciar a las personas y al mundo que te rodean y sobretodo, amar! No dejes que la búsqueda de la perfección se convierta en el mayor obstáculo en tu camino.
Elimina a ese monstruo de la perfección y ya verás lo liviana que te sentirás.
Foto de Senjuti Kundu en Unsplash
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