La sociedad en que vivimos ha categorizado los sentimientos como positivos y como negativos. Los sentimientos positivos (alegría, seguridad, simpatía, admiración, etc) son categorizados como “buenos” y los sentimientos negativos (tristeza, miedo, ira, frustración, etc) son categorizados como “malos”.
Muchas veces, reprimimos nuestras emociones como la tristeza o el rencor porque son catalogadas como negativas, “malas”. Pero, cada uno de nuestros sentimientos son motivamos por una acción, es por ello que debemos utilizarlas a nuestro favor para motivarnos cada día.
Lee estos ejemplos de la vida cotidiana:
1. Lucía en algún momento de su vida fue rechazada en una agencia de modelo por su sobrepeso, ese rechazo le generó dolor, tristeza y enojo. Sin embargo, esas emociones las utilizó a su favor, le ayudaron a motivarse y tener fuerza y valentía para salir adelante. Hoy en día es dueña de una línea de ropa para mujeres de talla grande, en su emprendimiento le va muy bien, ayuda a mujeres a sentirse bien consigo misma y controlar su peso.
2. En el colegio, a Natalia no le fue muy bien en la asignatura de inglés. Cada actividad y examen que presentaba en clase tenía una mala calificación, su escritura y pronunciación era catalogada como mala. Esto ocasionaba que sus compañeros hicieran bromas al respecto generándole frustración, enojo, apatía y desesperación. Pudo terminar sus estudios secundarios con un promedio bajo superado en inglés. Esas emociones que sentía le motivaron a profesionalizarse y hoy en día es Licenciada en lenguajes extranjeras. Constantemente crea e innova estrategias pedagógicas para que sus estudiantes se motiven por el aprendizaje de otros idiomas.
Así como Lucia y Natalia, existen más historias por contar, no obstante, debemos controlar nuestros pensamientos negativos, sobre todo en momentos de estrés o situaciones difíciles, aprovechar esa energía usándola a nuestro favor.
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